domingo, 13 de diciembre de 2015

Orígenes (I)


Las instalaciones artísticas son un género que pertenecen al arte contemporáneo. Podemos encuadrar su origen en la época de los años 60, donde el arte gozó de tal auge que los requerimientos de la sociedad y de los propios artistas no se veían resueltos simplemente con  el arte tradicional, es decir, ni con escultura ni con la pintura, en un contexto donde se criticaba el formalismo y la objetualización. Junto con este factor, podemos ver que esta forma de crear no surgió por una causa de un avance científico ni por intentar ir en contra de otra manifestación artística, sino que surgió por la necesidad de dar cabida y nombre a una serie de obras que no se podían recoger en el seno de las obras tradicionales, ya que sus rasgos eran dispares. (Bringas López, 2014)

Si nos centramos en la llegada del nuevo arte en España, las instalaciones tardaron más en llegar que en el resto de Europa y sobre todo con relación a Estado Unidos, debido a que por las dificultades políticas, artísticas y sociales en España no sobrevivía nada que no fuera la pintura y escultura. En Estado Unidos se empezaron a realizar exposiciones de instalaciones en la década de los setenta, sobre todo en Nueva York que ha sido y es su precursor por excelencia. En Europa también comenzó por esta década pero entraron de forma más tranquila, comenzando con exposiciones-experimentales como fueron: When Attitudes Become Form Op Losse Schroeven. Venían de todas las nacionalidades produciendo un gran intercambio de culturas e ideas. (Sánchez, 2009)

Otro aspecto que ralentizó la llegada de la idea de instalación en España fueron las diversas manifestaciones que aparecen gracias a la instalación y de las cuales Donald Judd en 1965 afirma:

“[...] más de la mitad de las nuevas obras, las mejores de los últimos años, no son ni pintura ni escultura. Por lo general, tienen un vínculo, cercano o lejano con una u otra. Las obras son diversas, y mucho de su contenido, que no es ni pintura ni escultura, es asimismo diverso [...]. Las nuevas obras en tres dimensiones no forman un movimiento, una escuela o un estilo [...]”  (Larrañaga, 2001)

Como dice Larrañaga (2001), algunas de las manifestaciones más conocidas en este terreno son: minimal art, process art, happening, environments, land art, body art, conceptual art, povera art,... Y en la década de los sesenta, comienza a alterarse la bidireccionalidad de la obra, con los collages o papiers collés. Por esta cantidad de variantes, cuando en el resto del mundo se llevaban a cabo obras analíticas y tautológicas de este nuevo arte “conceptual”, en España se llevaban a cabo la creación de estas diferentes muestras artísticas nombradas anteriormente. Hasta los años setenta los artistas españoles no recogieron una correcta idea y práctica de las instalaciones en sí, pero esto no elimina que las obras realizadas anteriormente no fueran manifestaciones de las instalaciones.


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