Paloma Navares nació en Burgos en 1947. En su carrera artística se centró en la fragmentación del cuerpo femenino según el ideal de belleza clásica, y así desmontar el mito y reflexionar sobre él. Se interesa, principalmente, por los claroscuros en el uso de la luz y las transparencias. Sus instalaciones se encuentran en escenarios instantáneos entre la imagen real y la onírica, en ellos se cuestiona el cuerpo de la mujer como ideal soñado por el sexo masculino, pero debido a los constantes cambios que se producen en la actualidad se mantendrá el interrogante del carácter real o imaginativo de lo expuesto, uniendo así el pasado y el presente (característica muy común en sus obras). En sus instalaciones debido a la percepción borrosa e irreal de los ambientes se puede ver su propia forma de ver el mundo debido a su dolencia ocular que le obliga a estar durante largos períodos en sitios en penumbra.
Una de sus obras que representa
mucho lo comentado anteriormente es la denominada Almacén de silencios (1994-1995), en la que nos podemos encontrar
una habitación completamente oscura iluminada solamente por la propia
instalación. En la pared del fondo, podemos observar una estantería metálica de
cuatro cuerpos con 22 recipientes de metacrilato transparente, cada uno de
éstos se encuentra iluminado con luz fluorescente. Dentro de ellos hay una imagen
de una parte del cuerpo femenino, recogidas de la historia del arte occidental
(mitológico o bíblico). Estos cuerpos del pasado es una imagen futurista de los
cuerpos femeninos que vendrán, ya que los claroscuros, la iluminación
direccional y las transparencias dan lugar a una imagen de quirófano, a un
banco de órganos o laboratorios de proyectos genéticos. Navares demuestra que
en la actualidad las mujeres están más expuestas a la sociedad, se convierten
en mujeres “a la carta”.
Almacén
de silencios (1994-1995)
En la segunda mitad de la década, ella trabaja, aparte de a la mujer, al recién nacido. En casi todas sus instalaciones de esta época son imágenes de bebés de representaciones del pasado, como se observa en la obra Luz del pasado (1994-1997). El mismo escenario que en la anterior, iluminación localizada y con sonido, la imagen seguirá siendo la protagonista pero esta vez se encuentra en el interior de cubículos de metacrilato, bidones o bolsas de plástico.
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